04 julio 2015
Mucha calor, montaña muy seca y polvo en
algunos tramos fue lo que nos encontramos el pasado sábado en Teià Moritz Trail - 3a Cursa de Muntanya de
Teià, organizada por el Club Excursionista de esta población, que discurrió por
caminos y senderos del Parc Natural de la Serralada del Litoral
La convocatoria reunió a más de 400 participantes en Teià. A las 19,00 horas el calor azotaba sin contemplaciones sobre todos
los asistentes, una vez abandonamos el campo de futbol nos fuimos adentrando en
el tramo montañoso, quedando por delante las dos modalidades de 10 km con un
nivel positivo acumulado de 600 m y la de 15 km para los más atrevidos con un
nivel de 800 m.
En algunos tramos trotando y por otros
andando fui ascendiendo poco a poco por la cara sur de la Serralada, tomándomelo
con mucha filosofía y mucha calma. A pesar del sofocante calor que hacía conseguí
disfrutar, eso sí con la precaución de hidratarme poco a poco y con el cuidado de que no se acabara el agua
antes de llegar a cada avituallamiento.
Sigo serpenteando por el circuito
perfectamente señalizado, sin lugar a pérdidas ni despistes, algunas veces por
sendero y otras por tramos de pista.
En el kilómetro 5, encuentro un avituallamiento, abrí a todo correr mi bidón y lo rellené con un botellín de
agua para tener reservas. Me encontraba ya
a pocos pasos de la Ermita de San Mateo cima o punto más alto del recorrido,
cuando veo uno de los equipos de la
Federación Catalana de deporte para Ciegos, compartiendo escenario y carrera
con el resto de los participantes, era la primera vez que coincidía con uno de ellos,
y me asombre de la gran compenetración que existía entre los dos guías y el
corredor, a cada paso que daban señalizándolo correctamente con el especial
cuidado de advertir sobre cualquier obstáculo, como son las raíces, piedras
escalones, etc., y todo ello con muy buen rollito… un diez para ellos. "La
discapacidad no tiene límites”.
Llegando a las inmediaciones del Turó de
Baldiri la carrera se dividió los de los 15 kilómetros se dirigen por la parte
trasera hacia el Turo y los de los 10 kilómetros seguimos de frente por otro
camino.
Lo más peliagudo, de la carrera fue el descenso, con
un terreno para correr que hubiera sido optimo, de no hallarse la tierra del
camino bastante seca y suelta con el agravante de haber sido pisada ya por los corredores que nos precedían.
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