ETAPA 24ª ARZUA-MONTE DO GOZO-34,6 KM -19-04-99
¡Ya casi estamos!
Después de quitarnos las estalactitas de nuestras respectivas narices, salimos sobre las 7,00 AM del albergue-congelador.
El café calentito del hotel de enfrente nos hizo olvidar las penurias pasadas durante la noche.
Con la ilusión de que se acercaba Santiago, apenas pensamos en los kilómetros que nos quedaban por pasar ese día, 34.
Sin saber exactamente donde íbamos a parar a almorzar, nos adentramos en los bonitos bosques de eucaliptos, ya habituales en los últimos días.
Cuando comenzábamos a desfallecer, llegamos a SALCEDA. Como un oasis en el desierto, encontramos un bar, que además estaba abierto, y, encima, tenía pan. Repusimos combustible con la intención de completar el trecho restante, de una sola tirada.
Nos quedaban 20 kilómetros. Todos, mentalmente, hacíamos cuentas calculando a qué hora estaríamos en el refugio. ¡Quedaba tan lejos! Además la lluvia quiso ponernos un nuevo obstáculo, pero, a cambio, nos mostraba el paisaje más típico de la Galicia rural.
Los hitos del camino, indicaban la distancia que quedaba hasta Santiago. Cuando dejamos de verlos, empezamos a ponernos algo nervioso, pensando que el albergue esta más cerca de lo que parecía. Pasamos por el famoso pueblo (según Juan) de LAVACOLLA con la sonrisa en los labios.
Mas pronto nos desapareció cuando pasaban los kilómetros y no se veía el albergue. La situación empezaba a ser casi dramática cuando, yo, tome una vez más una sabia decisión. Parar a comer. Tras haber comido, todo se vía de otro color. A los pocos minutos, entrábamos en el albergue del MONTE DO GOZO, una ciudad para el peregrino. Hasta mañana
¡Ya casi estamos!
Después de quitarnos las estalactitas de nuestras respectivas narices, salimos sobre las 7,00 AM del albergue-congelador.
El café calentito del hotel de enfrente nos hizo olvidar las penurias pasadas durante la noche.
Con la ilusión de que se acercaba Santiago, apenas pensamos en los kilómetros que nos quedaban por pasar ese día, 34.
Sin saber exactamente donde íbamos a parar a almorzar, nos adentramos en los bonitos bosques de eucaliptos, ya habituales en los últimos días.
Cuando comenzábamos a desfallecer, llegamos a SALCEDA. Como un oasis en el desierto, encontramos un bar, que además estaba abierto, y, encima, tenía pan. Repusimos combustible con la intención de completar el trecho restante, de una sola tirada.
Nos quedaban 20 kilómetros. Todos, mentalmente, hacíamos cuentas calculando a qué hora estaríamos en el refugio. ¡Quedaba tan lejos! Además la lluvia quiso ponernos un nuevo obstáculo, pero, a cambio, nos mostraba el paisaje más típico de la Galicia rural.
Los hitos del camino, indicaban la distancia que quedaba hasta Santiago. Cuando dejamos de verlos, empezamos a ponernos algo nervioso, pensando que el albergue esta más cerca de lo que parecía. Pasamos por el famoso pueblo (según Juan) de LAVACOLLA con la sonrisa en los labios.
Mas pronto nos desapareció cuando pasaban los kilómetros y no se veía el albergue. La situación empezaba a ser casi dramática cuando, yo, tome una vez más una sabia decisión. Parar a comer. Tras haber comido, todo se vía de otro color. A los pocos minutos, entrábamos en el albergue del MONTE DO GOZO, una ciudad para el peregrino. Hasta mañana
No hay comentarios :
Publicar un comentario